La Venus de Urbino de Tiziano
Este trabajo, terminado en 1538 para el Duque de Urbino Guidobaldo II della Rovere, es muy interesante e intrigante por sus muchos significados ocultos.
El cuadro fue un regalo del Duque hacia su joven esposa. La pintura representa la alegoría al matrimonio y era un modelo “didáctico” para Giulia Varano la joven esposa, de erotismo, fidelidad y maternidad.
El erotismo es evidente en la pintura, de hecho, recuerda las obligaciones maritales de la mujer hacia su esposo. La alegoría erótica es aún más clara en la representación de Venus, diosa del amor, como una mujer sensual y exquisita que mira fijamente al espectador, que no puede ignorar su belleza. La luz y el color claro y cálido del cuerpo de Venus, en contraste con el fondo y los cojines obscuros, resaltan ulteriormente el propio erotismo.
El perro a los pies de la mujer es un símbolo de fidelidad conyugal mientras que detrás, la empleada que observa a la niña mientras hurga en un cajón simboliza la maternidad.
La fuerte sensualidad de esta pintura cumple sin duda con el propósito para la que fue solicitada: un regalo del marido hacia la esposa.
La pose de la figura desnuda es seguramente un tributo a su amigo y maestro Giorgione, que en 1510 había pintado un cuadro muy similar, la Venus dormida.
Gracias al buen uso del color y de sus contrastes, así como también al juego sutil de significados y alusiones, Tiziano consigue el objetivo de representar a la perfecta mujer del Renacimiento que, como Venus, se convierte en un símbolo de amor, belleza y fertilidad.
La Venus de Urbino de Tiziano se encuentra en la Sala 83.